Special report by guest Sheyla Dallmeier
Desde hace ya cerca de 15 años, Venezuela vive inmersa en una enorme ficción. Al mas puro estilo goebbeliano el régimen procura permanentemente hacer creer a los ciudadanos una realidad que no existe. Un poderoso sistema de medios que involucra al menos 7 estaciones de tv de alcance nacional y una de alcance internacional, alrededor 700 estaciones de radio y al menos 4 periódicos de circulación nacional, se encargan de difundir persistentemente mensajes cuidadosamente diseñados, destinados a vender las bondades del régimen, tratando de distorsionar toda la realidad del país e intentando confundir a la opinión pública.
Aparte de lo anterior, las estaciones de TV privadas y las estaciones de radio, están obligadas a transmitir, de forma gratuita, cuñas del gobierno durante todo el día y con mayor énfasis en los horarios Premium. Como si esto fuera poco, el gobierno utiliza con abuso la prerrogativa de encadenar todo el sistema nacional de radio y televisión, para transmitir cualquier cosa que el presidente quiera decir, tenga o no importancia para la nación.
Con semejante batería propagandística, no es de extrañar que el país desconozca la verdadera situación, social, económica y política y que tal distorsión se proyecte hasta el extranjero.
La verdad es que Venezuela es un país en pleno retroceso. Las políticas aplicadas en los diferentes ámbitos, salud, educación, vivienda, industria, agricultura, han resultado nefastas y lastimosamente enrumban al país hacia la trampa de la pobreza en que se encuentran muchos países africanos así como Cuba y Haití en nuestro continente.
La Administración Pública dejó de ser una eficiente herramienta de gestión, para convertirse en un caótico entramado de oficinas y ministerios con poca claridad en sus funciones, salvo excepciones, cruzadas transversalmente por las llamadas misiones. Para el año de 1998, existía cerca de un millón de empleados públicos, al día de hoy esa cifra puede estar alcanzando los 2 millones y medio. El número de Ministerios se incremento de 16 que existían en 1998, a 33 creados en la era Chavista, aun cuando el principal lema de campaña de Chávez en su primera contienda electoral fue el de reducir la burocracia. El Presupuesto Público es una larga lista de gastos, con muy poca planificación y carente de programas definidos, en el cual sólo ingresa la mitad de la recaudación, toda vez que la otra mitad es gastada discrecionalmente por la presidencia y otros pocos funcionarios, sin ningún control ni fiscalización por parte de los organismos correspondientes. De modo que miles de millones de dólares se gastan sin que nadie pueda dar fe de en que se usaron.
Economía
Los precios del petróleo, principal producto de exportación de Venezuela, han venido subiendo consistentemente desde hace más de diez años. Salvo algunos baches, en los años 2001 y 2008, los precios han mantenido una tendencia alcista, llegando a niveles récord de hasta 120$ el barril. En ese sentido, el gobierno Chávez y su sucesor, Maduro, han dispuesto durante este período de un ingreso superior al que tuvieron todos los gobiernos anteriores desde la independencia hasta la fecha.
Sin embargo, los resultados no pueden ser más negativos. Entre 1998 y 2007 el parque industrial venezolano se redujo 36%, pasando de 11.117 empresas a 7.093, situación que a esta fecha puede ser sustancialmente peor, dado que no se conocen estadísticas más recientes. Las políticas de expropiaciones e invasiones de fincas han destruido la producción agrícola a tal punto que se importa el 70% de los requerimientos del consumo de la población.
La política de expandir la masa monetaria implementada por el Banco Central, para crear una falsa ilusión de bienestar, sobre todo en la proximidad de los procesos electorales, ha contribuido a mantener un índice inflacionario de alrededor del 30% anual, la más alta de Latinoamérica y una de las más altas del mundo, con lo cual la población se empobrece día a día.
Los indicadores económicos de Venezuela están en un nivel deplorable. Resultado de la destrucción por mala operación de las instalaciones refinadoras, la nación tiene que importar masivamente productos refinados de petróleo de los EEUU. En promedio el gobierno importó 200 mil barriles diarios de gasolinas y otros derivados durante el pasado año, en un país tradicionalmente exportador de crudo y productos refinados, ahora transformado en importador, por obra y gracia de la ineptitud demostrada en el manejo de la principal industria del país. De la producción petrolera un porcentaje muy alto prácticamente no se cobra porque forma parte de los acuerdos del ALBA o en el caso del suministro de crudo a China, sólo se cumple para pagar la deuda previamente contraída.
Para 1998 la deuda pública registrada giraba alrededor de los 29 mil millones de dólares. En los últimos tres años, la deuda ha crecido exponencialmente, hasta ubicarse a la fecha en unos 240 mil millones de dólares, sin que nadie pueda explicar en donde puede haberse gastado esa colosal masa de dinero.
Las cifras de escasez general alcanzaron al cierre del mes de marzo, el 20%, aunque algunos alimentos esta cifra puede llegar al 50%.En el país hay una población de 21.3 millones de personas en edad de trabajar. De éstos solamente 7.4 millones tienen un empleo formal, el resto, o no está trabajando o se encuentra en el sector informal de la economía.
La política de distribuir masivamente recursos financieros a gobiernos amigos y de enviar petróleo regalado o en condiciones extremadamente favorables, ha sido nefasta para la nación. Solamente Cuba nos cuesta, de acuerdo a cifras extraoficiales, alrededor de 7 mil millones de dólares al año. Pero eso no queda allí, a Nicaragua se le financia el aumento de los empleados públicos y la generación de electricidad, a Bolivia la construcción de autopistas, los sistemas de ambulancia y bonificaciones a la tropa. La megalomanía es tal que se ha llegado a convenios con los autobuseros de Londres y a las clases bajas en el Bronx para suministrar combustibles baratos.
Vivienda
El déficit de vivienda establecido de acuerdo a los registros de la Gran Misión Vivienda, alcanza la cifra de 3 millones. Es decir, que si calculamos a una media de 5 personas por familia, más de la mitad de la población carece de vivienda. Este déficit monstruoso se ha acumulado gracias a la negligencia de un gobierno que ha sido el que menos vivienda ha construido, en promedio 30 mil viviendas por año. Ahora con bombos y platillos lanzan la GMV ofreciendo construir 300 mil viviendas al año, mediante contratos con empresas iraníes, bielorrusas, rusas, chinas, etc. La realidad es que el año pasado apenas llegaron a 50 mil y este año la financiación llegó a una cifra mínima, de unos mil millones de dólares conforme al presupuesto de año 2013, con lo cual las metas ofrecidas se vuelven fantasía.
Puede decirse que la principal política de viviendas del gobierno ha consistido en la invasión sistemática de edificios particulares, en su mayoría dedicados a comercio u oficinas, por grupos de individuos apoyados por los cuerpos de seguridad del Estado. Muestra de ello podemos verlo en las avenidas céntricas de la ciudad de Caracas, que muestra cientos de edificios otrora prósperos centros de negocios, ahora convertidos en guarida de delincuentes y personas de mal vivir. El ejemplo más emblemático lo constituye el edificio Torre de David, en alguna oportunidad la joya de la corona de la banca nacional, ahora convertida en una ruinosa construcción invadida por más de 500 familias y en donde conviven delincuencia, y hasta guerrilleros de las FARC. Es de hacer notar que la Torre de David es un edificio de lujo de 45 plantas, ahora sin ascensores, en cuyo interior circulan líneas de motocicletas que suben por las escaleras transportando pasajeros.
Salud
El logro más importante en materia de salud lo constituye la Misión Barrio Adentro. Un plan basado en la construcción de módulos para la atención primaria en salud ubicados en las zonas populares y atendidos por médicos cubanos. Lo disparatado del plan es que las líneas maestras de su funcionamiento se trazan desde Cuba y su supervisión corresponde a funcionarios cubanos, fuera de la línea de acción del Ministerio de Salud venezolano.
Mientras al programa de Barrio Adentro se le dedican una ingente provisión de recursos, incuantificables, dado que no son controlados por los órganos rectores de la salud en el país, los grandes hospitales, que atienden al 80% de la población están desasistidos y con carencia de insumos y recursos.
Para evaluar el resultado de las políticas públicas en salud, basta con recurrir a indicadores básicos como mortalidad materna o indicadores de enfermedades endémicas. De acuerdo a lo expresado por la Comisión de Epidemiología de las Red de Sociedades Científicas y Médicas de Venezuela, los resultados de la Misión Barrio Adentro indican que se han empeorado los indicadores básicos de salud. Por ejemplo, en mortalidad materna se retrocedió, de 51 mujeres que morían por cada 100.000 nacidos vivos en 1998, a 69,7 en 2010. El fracaso en la atención primaria de madres y niños es notable, toda vez que el 40% de las mujeres embarazadas no recibe ni siquiera un control prenatal.
La malaria, una enfermedad endémica casi erradicada en el pasado, ha alcanzado niveles históricos. En 2012 se presentaron 51.050 casos de malaria, la cifra más elevada en los últimos 50 años. El dengue no se queda a tras, para 2010 se batió el record de casos registrados con 123.967. Asimismo, las cifras actuales confirman que alrededor de mil personas se enferman de dengue cada semana.
Para agravar la situación, a los que dirigen la misión se les ocurrió iniciar un plan de estudios de medicina exprés que denominaron “Médicos Integrales Comunitarios”. Hasta ahora han sido graduados con este plan unos 14 mil médicos. Los graduados de esta especialidad fueron evaluados por la prestigiosa Escuela de Medicina Vargas. La evaluación implicó 10 de las competencias fundamentales que tiene un médico. Los graduados no demostraron estar en capacidad de desempeñar ninguna de las competencias evaluadas, lo que indica que no están en capacidad de desempeñarse como médicos. Sin embargo los graduados están ejerciendo estas competencias en los distintos hospitales y ambulatorios del país.
El mal funcionamiento de la salud pública, aunado al hecho de que en los últimos 15 años no se ha construido ninguna instalación hospitalaria pública en el país, ha obligado a que los organismos oficiales acudan al uso de pólizas de seguro para garantizar la atención del funcionariado en clínicas y hospitales privados, lo cual ha contribuido al colapso de la salud privada, toda vez que el número de camas disponibles no es suficiente para cubrir la expansión de la demanda y la falta de divisas hace difícil la reposición de equipos y el adecuado flujo de insumos.
Educación
La calidad de la educación ha bajado dramáticamente. A pesar de que se ha incrementado la matrícula en educación superior con la incorporación de nuevas universidades, la realidad es que tales universidades tienen un sesgo ideológico y adolecen de la carencia de un profesorado idóneo. Lo mismo que se plantea con los Médicos Integrales Comunitarios, es aplicable a los profesionales que salen egresados de las nuevas universidades creadas por el gobierno. Una alta matrícula y una bajísima preparación profesional.
La base de la pirámide educativa presenta fallas estructurales graves. Persiste una masa de cerca de cuatro millones de niños fuera del sistema escolar, alimentando las redes de delincuencia infantil y juvenil. Adicionalmente, no hay suficiente personal docente en materias fundamentales como matemáticas, física y química, por lo que los alumnos salen con total desconocimiento en tales áreas, toda vez que no reciben adiestramiento en las mismas. Algunas normas del Ministerio de Educación prohíben el aplazamiento de alumnos aún cuando no hayan cumplido con los requisitos mínimos en cuanto a conocimientos y regularidad en la asistencia.
Política
La agenda política del gobierno está signada por una altísima pugnacidad. El abuso del poder, el uso indiscriminado de los recursos del Estado con fines partidistas. La persecución implacable de los opositores y su descalificación permanente ha sido la constante durante los últimos 14 años.
La conflictividad social puesta de manifiesto el año 2012, derivada de las necesidades insatisfechas en materia de vivienda, inflación, desempleo, hizo llegar la cifra de protestas a niveles no vistos con anterioridad, al contabilizarse 5.483 protestas durante el año, es decir unas 15 protestas diarias, de acuerdo a las cifras publicadas por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
Por otro lado, se ha implantado la matriz de opinión, mediante el uso sistemático de la red de medios públicos de que el gobierno gana todas las elecciones a las cuales se presenta. Como todas las afirmaciones del gobierno, ésta es absolutamente discutible. El gobierno ha ganado elecciones en las cuales no encuentra obstáculos, es decir cuando no se le ha enfrentado decididamente.
Por ejemplo, el referéndum para la modificación de la Constitución, con la finalidad de establecer un estado socialista, tuvo la decidida oposición de un grupo de militares de alta graduación. El gobierno aceptó a regañadientes la derrota. A seis años de la misma, no se conocen los resultados definitivos de la consulta. Nunca se publicaron.
Las elecciones de diputados de 2010, le dieron a la oposición una victoria clara, aunque empañada por las maniobras del CNE que le asignó un mayor número de escaños al gobierno, a pesar del menor número de votos.
La más reciente elección contó con una oposición decidida a no dejarse escamotear la victoria. El CNE le adjudicó el triunfo al candidato del gobierno por una mínima diferencia de 1% de los votos. La oposición cuenta con las pruebas de que obtuvo una victoria contundente. El asunto aún está por resolverse, pero el CNE ha accedido a un recuento parcial de los votos, aunque no ha terminado de hacer uso del arsenal de ardides de que dispone. Esperemos que la oposición demuestre las habilidades necesarias para imponer su criterio.
Sheyla Dallmeier es Directora Ejecutiva de Ad Consultores, Directora del Instituto de Comunicación Política capitulo Colombia. Ganadora del Victory Award 2013 como Consultora Revelación.
Photo, Ghetty.