La cosmética como objetivo de la política exterior colombiana
Guest piece by Miguel M. Benito
Indigna ver que, ante los errores y torpezas del gobierno en política exterior, los principales medios de comunicación del país, lejos de ejercer la sana crítica, aplauden.
Confundir apariencia y sustancia se ha convertido en una de las características de la política exterior del gobierno de Juan Manuel Santos. Como lo importante es parecer -o aparecer en la portada de la revista Time, por ejemplo- hay un interés desmedido y absurdo por camuflar imperfecciones, disimular defectos olvidándose de tomar decisiones, tener posturas consistentes y emprender reformas como la, tan necesaria, del servicio diplomático siempre pendiente. Con un gobierno en medio de todo y sin concluir todavía -casi- nada, se aspira a tener algo “bonito” que mostrar a los ciudadanos, mientras se espera algo que traiga un buen resultado en las encuestas.
Y la prensa se aviene al juego. Los principales medios colombianos son adictos al ‘gobiernismo’, al que rara vez faltan sea quien sea el presidente. Como la política exterior es un tema sensible se ha extendido la actitud de que no apoyar al gobierno siempre es traicionar a la nación. Así que las críticas a la conducción de la política exterior son tibias y muy escasas -si las hay-, mostrando otra vertiente de la baja calidad del debate democrático colombiano. Ensalzar siempre al gobierno parece la actitud general de los periodistas cuando de política internacional hablan. Aunque se trate de desatinos o de fracasos evidentes. ¿Recuerdan cómo se contó la Cumbre de las Américas de Cartagena? ¿Qué decir del tema del fallo de La Haya sobre el diferendo con Nicaragua?
En este ambiente de complacencia cuando el presidente Santos comente la imprudencia de hablar de la incorporación de Colombia a la OTAN (de algún modo, trasunto en lo militar de la vanidosa intención de ser miembro de la OCDE), la prensa acude al rescate. Y si las declaraciones mal medidas, poco sopesadas y, desde luego, irreales, los artículos lavándole la cara al gobierno resultan bochornosos. El mayor exponente de esto fue el artículo titulado “Relaciones internacionales: ¿Cicatrices abiertas?”, aparecido en el no 1623 de la edición impresa de la Revista Semana (10 a 17 de junio de 2013; aquí enlace de internet: http://www.semana.com/nacion/articulo/relaciones-internacionales- cicatrices-abiertas/345784-3). La defensa es tan torpe que se vuelve contraproducente.
Lean el siguiente párrafo: “¿Qué llevó a Santos a una metida de pata tan innecesaria? El presidente está obsesionado con sacar al país del tercer mundo, eso no significa que lo pueda meter en el primero que es lo que trata de proyectar con frecuencia. A él le interesa que Colombia forme parte de los clubes del mundo civilizado en los cuales aún no está, o que sea presidente de los que ya es miembro.”
Muchas cosas se podrían comentar al respecto, pero a bote pronto, si el objetivo de Juan Manuel Santos es sacar al país del “tercer mundo” -y que conste que no lo dudo- ¿el simple ingreso en la OTAN supondría la incorporación al “primer mundo”? Supongo que el estado la educación, la sanidad, las infraestructuras y la articulación territorial no tienen nada que ver ¿no?
Pero si algo mueve al enojo es lo de “los clubes del mundo civilizado”. De esas palabras brota neocolonialismo y desprecio en estado puro. ¿Si uno sale en la foto con Merkel es civilizado, pero si está con Humala no?
Indigna ver que, ante los errores y torpezas del gobierno en política exterior, los principales medios de comunicación del país, lejos de ejercer la sana crítica, aplauden.
Así es como se consigue tener una política exterior propia de reinado de belleza. Pero perfectamente maquillada, eso sí.
Miguel M. Benito – Analista Político – Internacionalista. Máster en Diplomacia y Relaciones Internacionales. Candidato a Doctor en Seguridad y Paz. Docente de la Universidad Externado de Colombia en áreas de Relaciones Internacionales.
Picture, El Tiempo